"Los ángeles son los ministros de Dios, que, irradiando la luz que constantemente dimana de la
presencia de él y valiéndose de sus rápidas alas, se apresuraran a ejecutar la voluntad de Dios".

jueves, 16 de junio de 2011

EL LEÑADOR

Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera.  El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún; así que el leñador se decidió a hacer buen papel.
El primer día se presentó al capataz, quien le dio un hacha y le designó una zona. El hombre entusiasmado salió al bosque a talar. En un solo día cortó 18 árboles.
-Te felicito, dijo el capataz, sigue así.
Animado por las palabras del capataz,  el  leñador se decidió a mejorar su propio desempeño al día siguiente; así esa noche se acostó bien temprano.
A la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo el empeño, no consiguió cortar más que 15 árboles.
-Me debo haber cansado -pensó y decidió acostarse con la puesta del sol. Al amanecer se levantó y decidió batir su marca de 18 árboles.
Sin embargo ese día no llegó ni a la mitad. Al día siguiente fueron 7, luego 5 y el último día estuvo toda la tarde tratando de voltear su segundo
árbol.

Inquieto por el pensamiento del capataz, el leñador se acercó a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de desfallecer. El capataz le preguntó:
-¿Cuándo afilaste tu hacha la última vez? - ¿Afilar? No tuve tiempo de afilar, estuve muy ocupado cortando árboles.
Cuántas veces estamos tan ocupados en lo que nos parece urgente, que le restamos tiempo a lo importante.... Te invito a pensar... ¿Cuál es el hacha de tu vida, que no estás afilando? ¿En qué estás ocupando tu tiempo, a qué le estás prestando atención? Tal vez estamos tan ocupados en querer llegar al destino, que nos olvidamos de mirar el paisaje...
Mateo 6:33 "Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas."

jueves, 21 de abril de 2011

POR SU MUERTE

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Romanos 5:6.

El sonido de la explosión fue espantoso. Después vinieron gritos, horror y sangre. El sargento Salzman miro a su alrededor... El peligro había pasado. La explosión dejo cuatro soldados muertos; él estaba vivo pero, para su desesperación, noto que su brazo derecho había desaparecido, y la sangre brotaba como un chorro.
Semanas después, delante del espejo de pared del Centre Medico de la Armada Americana Walter Reed, empezó a entender su realidad. Tendría que aprender a vestirse, a lavarse los dientes y el rostro, con el brazo profético que le acababan de colocar.
Tuvo ganas de llorar. No por causa de la prótesis; estaba vivo, y aquel brazo lo había perdido luchando por su país, en la guerra de Irak. La vida, en la forma que fuese, era motive para agradecer a Dios.
¡Vale la pena vivir! Sin brazos o sin piernas. La vida continúa siendo vida cuando la esperanza palpita en el corazón. Y la esperanza no es una actitud mental. Conozco gente que, por más ejercicios de actitud mental que realice, acaba en la locura, la desesperación y la muerte. No puede convivir con su nueva realidad después de un accidente.
La auténtica fuente de esperanza es Jesús. Él te muestra una dimensión desconocida de la vida. El texto de hoy manifiesta que cuando aún éramos débiles, Jesús murió por nosotros. ¿Quiénes éramos nosotros? ¿Que habíamos hecho para merecer el sacrificio supremo de Jesús? Nada; éramos impíos, dice Pablo. Habíamos escogido nuestros propios caminos. Pero, Dios nos amó al punto de entregar la vida preciosa de su Hijo, por salvarnos.
La salvación involucra una actitud mental vencedora, aun en medio de las dificultades y las adversidades. Puede no haber sol, pero la esperanza cristiana te brinda la convicción de que el sol brilla por encima de las nubes.
Cristo asumió tu culpa. Pago su precio en la cruz, y te confirió el derecho de mirar los horizontes infinitos de una nueva vida, a pesar de la situación en que te encuentres.
Comienza hoy un nuevo día sabiendo que lo que te resta de vida es la oportunidad de escribir una nueva historia. Quita de tu cabeza la idea pesimista de que "ya nada volverá a ser como antes"; no necesita serlo: lo que paso, paso. Atrévete a escribir una nueva historia, recordando siempre que "Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

miércoles, 20 de abril de 2011

SOLO UN NIÑO

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Isaías 9:6.

Fénix es tierra desértica; parece no tener vida. Pero, la gente habita en ella como en cualquier otra ciudad del mundo. Las palmeras que la adornan son la prueba más grande de que el ambiente puede ser hostil pero, si tus raíces buscan el agua de la vida, no hay sol capaz de destruirte.
Fue en Fénix que conocí a Esteban. Semidestruido, sin ganas de vivir. Demasiado joven para creer que había llegado al fin de la línea; treinta años. ¡Quisiera yo tenerlos, para hacer tantas cosas que nunca salieron del mundo de mis sueños!
¡Sueños! Esteban no los tenía; creo que nunca los tuvo. Había crecido en un ambiente hostil, cruel, injusto. Maltratado desde pequeño por el padrastro, pensaba que sobrevivir ya era bastante. Pero, sufría; no era feliz. Nadie puede serlo, con el potencial escondido en lo recóndita del alma. Tenía alas y no volaba. Entonces, las alas lo estorbaban.
-El mundo no necesita de mí -se quejó-. Creo que, si hoy desapareciese, nadie sentiría mi ausencia. No soy nada. Ni siquiera termine mis estudios.
Los cinco nombres de Jesús que el texto de hoy presenta y expresan su sabiduría, grandeza, poder y eternidad. ¡Atributos extraordinarios! Y todo eso nos fue dado en la persona de un niño.
¿Puede haber algo más simple, pequeño, insignificante y dependiente que un niño? Así son las cosas en el Reino de Dios. Todo nace pequeño, aparentemente insignificante. Pero trae, dentro de sí, un potencial de proporciones gigantescas. Nace para ser grande, trascendental y significativo.
Esteban vivía más preocupado con lo que no era que con lo que podía llegar a ser si colocaba su vida en las manos de Jesús. Ignoraba que Dios es el Dios de las cosas pequeñas que se hacen grandes.
Una simple vara, en la mano de Moisés, abrió el Mar Rojo. Una semilla de mostaza se transforma en árbol; en sus ramas, las aves del cielo hacen sus nidos. Un poco de sal transforma el sabor de la comida. Una cantidad insignificante de levadura modifica la estructura de la masa. Cinco panes y dos pequeños pececillos alimentan una multitud hambrienta.
¿Por qué no podría tomar la vida de un joven de treinta años y sacudir al mundo?
En el nombre de Dios, ¡despierta, Esteban, o como te llames! Y recuerda que "un niño nos es nacido y su nombre será Admirable".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

martes, 19 de abril de 2011

SERVIR AL SEDIENTO

Y cualquiera que de a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. Mateo 10:42.


Soledad, miedo y muerte. Las tres figuras patéticas y sin forma definida, que siempre lo persiguieron, bailaban frente a él. La danza sinuosa y envolvente de la soledad se acercaba, como felino al acecho. El ruido estrepitoso del miedo lo asustaba terriblemente. Y la voz chillona del teléfono, que llamaba sin cesar, le pareci6 la risa de la muerte.
Miro hacia todos los lados. Nada hallo; solo su terrible soledad, la angustia de su miedo y la proximidad de su muerte. Agonizaba. A su lado, el frasco vacío de barbitúricos completaba el cuadro macabro, mientras el teléfono seguía sonando con insistencia.
Rita, la vecina de enfrente, lo había visto deprimido como nunca, aquella tarde.
-Creo que la única salida para mi es la muerte -le había dicho Piero, al despedirse.
Por eso, ella se propuso llamarlo de hora en hora.
El hombre calmo, de mediana edad y canas prematuras, le respondió dos veces. Había un lamento de dolor del alma en su voz. La tercera, no respondió. Rita insistió. Su instinto de mujer le decía que aquel hombre corría peligro y necesitaba de ayuda. No era de pan ni de ropa; era de ánimo, de una palabra de apoyo, de un hombro amigo.
Al ver que el hombre no respondía, Rita llamó a la policía y corrió a la casa de Piero. Empujaron la puerta, y lo encontraron en el piso de la sala, gimiendo y esperando el minuto fatal. El "vaso de agua fría" que Rita ofreció aquel día a un vecino deprimido fue su gesto de preocupación por un alma herida.
Todos los días, en todos los lugares, hay gente necesitada de amor; gente que vive el drama de la soledad y huye de sí misma. Nada cuesta detenerse, escuchar un poco, intentar entender el dolor ajeno y extender la mano.
Hoy es un día que podrías usar para mirar más allá de tus propios problemas. Es verdad que puedes estar viviendo el momento más difícil de tu historia, pero es verdad, también, que siempre existe, cerca de ti, gente que sufre más.
Haz de hoy un día de amor práctico. Ofrece un vaso de agua al cansado peregrine, porque: "Cualquiera que de a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa".



Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

VUESTRO TESORO

Porque donde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:21.

¿Es posible amar la vida, enamorado de la muerte? Incoherentemente, absurdo como parezca, si, es posible. La existencia humana esta tejida de locuras desde la entrada del pecado. Como la vida de aquellas dos personas que caminan por senderos agrestes, sobre la piel del planeta. Son dos almas tristes, que se extravían en la noche de su historia, acompañadas de un recuerdo, de una lagrima que resbala por las arrugas del tiempo y de una sonrisa negada.
Los dos extraños caminantes lamentan la vida perdida. Corrieron con desesperación, buscando dinero. Creían que buscaban vida; con dinero, podrían poner "sabor" a las cosas. Y fueron solo cosas lo que hallaron. Pusieron su corazón donde estaba su tesoro. Y su tesoro estaba en la tierra, donde las cosas son pasajeras y fugaces. Donde nada dura.
Ahora es tarde. Es eso lo que ellos creen. Por eso caminan, con las manos en los bolsillos vacíos. "Ahora es demasiado tarde", gritan. Y sus gritos hacen eco en las paredes de su propia conciencia.
Ignoran ellos que, para Jesús, nunca es tarde. Él está, todos los días y en todos los momentos, tocando a la puerta; llamando con los brazos abiertos, y esperando. Siempre esperando...
¿Cuál es el sentido de tu existencia? ¿Hacia dónde vas? ¿Adónde te diriges? ¿Dónde está tu tesoro? Hoy puede ser un día de evaluación de tus prioridades. La vida es corta; cuando menos lo esperas, te miras en el espejo de la vida y te descubres viejo. La juventud se fue... Y ¿qué es lo que te quedo?
Coloca el corazón en las cosas de arriba, en las que no se ven. Lucha por ellas. Aunque invisibles a los ojos físicos, son las que, al fin de cuentas, permanecerán cuando todo se haya perdido. No permitas que el brillo engañoso de las cosas pasajeras te haga vivir solo para los valores terrenales, olvidando que a tu lado hay gente, con sueños y con sentimientos.
Dos personas caminan por las carreteras sinuosas de la vida. Son dos almas halladas por el maravilloso amor de Jesús. Tienen las manos en los bolsillos vacíos; pero eso ya no importa: ¡encontraron a Jesús, y eso marca toda la diferencia!
Disponte hoy a caminar en la dimensión de la fe, "porque donde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo

Pr Alejandro Bullon

lunes, 18 de abril de 2011

El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará. Levitico 6:13.

Conocí a Carmorina cuando ella estaba en la plenitud de la vida. La conocí en Belo Horizonte, a donde había emigrado huyendo de la guerra civil que destruyo su país.
Años después, mientras yo realizaba una cruzada de evangelización en Lisboa, alguien me dijo que, en una clínica de reposo para personas de edad, había una anciana que aseguraba conocerme personalmente. Nadie le creía.
Mi esposa y yo nos dirigimos hacia aquella casa. Un aire de melancolía dominaba el ambiente. La vida casi se había ido para aquellas personas; se estaba yendo irreversiblemente, a pasos rápidos, como se va el sol cuando termina el día.
La vimos en una silla de ruedas. Los años habían dejado huellas profundas en el cuerpo y en el alma de nuestra amiga. No coordinaba bien sus ideas pero, al vernos, dio un grito de emoción, y dirigiéndose a los demás ancianos, les recrimino: "¿No les dije? ¡Yo conozco personalmente al pastor Bullón!".
Después, abrió su Biblia, y me mostro una foto que nos tomamos cuando estábamos en la Republica del Brasil. Ella no se había olvidado de mí; me veía todos los días, al abrir su Biblia.
En la vida cristiana sucede igual. El fuego del altar de Israel no debería apagarse nunca. ¿Por qué? El versículo 12 trae la respuesta: "El sacerdote pondrá en el leña cada mañana".
"Arder continuamente" es sinónimo de una vida constante. Todos los días, cada mañana, cada hora, minuto a minuto, siempre. La intermitencia es la peor enemiga de una vida emocional satisfactoria. Te lleva de un lado a otro; tu corazón no es un altar sino un péndulo. No tienes paz, solo agitación; nada te aquieta. Tus días son corridos y tus noches, vacías.
¿Qué te falta? Tener una experiencia continua. No dejar que el fuego del Espíritu se apague en el altar de tu corazón. Poner leña en él, cada mañana.
Inténtalo hoy, y veras como tu día será lleno de realizaciones. Aprenderás a ver belleza en los detalles insignificantes, y frente a los desafíos, por gigantescos que parezcan, no te amedrentaras. En el nombre de Jesús, serás capaz de enfrentar tormentas y huracanes, y saldrás victorioso.
Solo cuida para que "el fuego del altar de tu corazón arda continuamente".


Alejandro Bullon
Meditaciones para adultos

JUSTIFICADOS

Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por el seremos salvos de la ira. Romanos 5:9.

Sumergida en un mar de culpa, Alejandra se recrimina por los errores pasados. No es religiosa; tampoco conoce la Biblia ni acaricia inquietudes espirituales. Pero, la culpa la asfixia y la paraliza. Algo, dentro de ella, parece condenarla a una vida de sufrimiento. De cierto modo, siente que merece las adversidades que enfrenta.
El psicoanalista ha tratado de ayudarla a "justificar" sus errores. Pero, por más que racionaliza en torno de ellos, algo más fuerte que el "poder" de su mente le dice que es culpable. Alejandra ignora que el ser humano nace con complejo de culpa; "culpa existencial", dirían los sicólogos.
No importa el nombre que se le dé. La naturaleza humana nace separada de Dios y, lejos del Creador, no hay como ser feliz. A la joven dulce, de mirada penetrante y sonrisa melancólica, le llevo años descubrir el origen de su angustia.
Una noche, hastiada de envenenarse con remedios para dormir, toma en consideración la Biblia.
La primera pregunta que surgió en su mente fue: "¿Puede un libro tan antiguo satisfacer mis inquietudes?" Había buscado respuestas en el enmarañado de sus ideas existencialistas; y no las había encontrado. Entonces, llevada por el instinto de conservación, se respondió a sí misma, delante de la Biblia: "Nada pierdo intentándolo".
Ese fue el inicio de su recuperación. Leyendo el Libro sagrado, descubrió que todos los seres humanos nacen condenados a muerte: "No hay justo, ni aún uno"; "Todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios".
Después de leer esto, entendió el origen de su estado depresivo. Sus sombras, entonces, se volvieron más densas; sus noches, más oscuras. Pero, al continuar leyendo, descubrió el versículo de hoy.
Fue como si el sol iluminase de pronto su oscuridad. Aprendió a confiar en Jesús. Ella es pecadora, pero Jesús ha derramado su sangre para salvarla. Ahora está justificada. Su vida de errores ha sido lavada por la sangre maravillosa de Jesús. La "ira" divina no será más un fantasma en su vida. No más días de angustia; no más noches de insomnio. Ella cree. Y eso le es contado por justicia.
Esa puede ser, también, tu realidad hoy, si recuerdas que: "Mucho más, estando ya justificados en su sangre, por el seremos salvos de la ira".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón